94 años de vida del IPGH
En el año 1898, en las sesiones de la Conferencia Latinoamericana de Ciencias, realizada en la Ciudad de Buenos Aires, se propuso organizar un Congreso Latinoamericano de Geografía e Historia. La intención expresa era establecer una acción de cooperación en el campo de ambas ciencias y también crear una Federación de sociedades de Geografía.
El Instituto Panamericano de Geografía e Historia (IPGH), fue oficialmente creado el 7 de febrero de 1928, por una resolución de la VI Conferencia Interamericana de Ministros de los Estados Americanos, celebrada en La Habana, Cuba.
En la oportunidad se consideraron dos anteproyectos, uno presentado por Cuba y otro por México. Se optó finalmente por la presentación mexicana, donde desempeñó un papel relevante el ingeniero Pedro C. Sánchez.
Entre los objetivos preliminares acordados figuraban la coordinación y divulgación de los estudios geográficos, la cooperación entre los institutos de América, la realización de investigaciones sobre la materia, la intervención en los estudios de las fronteras y la formulación de un repositorio documental y de una biblioteca especializada.
Si bien inicialmente se habló solamente de Geografía, apareció inmediatamente la Historia como una necesidad imprescindible para el estudio de las cuestiones propias de las áreas colindantes entre Estados.
Dentro de un proceso evolutivo y para cubrir problemáticas más complejas, las labores que en un principio se ajustaron a los ámbitos de la Geografía y de la Historia, ampliaron su horizonte científico con la Cartografía, la Geofísica y otras disciplinas culturales.
En el año 1928, la Unión Panamericana escogió, ante el ofrecimiento de varios gobiernos, la propuesta de la representación del gobierno mexicano, para construir una sede en su territorio.
Fue así que el Presidente Pascual Ortiz Rubio, mediante un decreto de fecha 3 de mayo de 1930, puso a disposición de las naciones del continente un edificio situado en Tacubaya, en lo que entonces era una zona suburbana.
No dudo en definir a esa casona, con su imponente portal y su intensa fachada pintada de magenta, como la imagen más representativa del Instituto. La primera impresión remite, sin dudas, a ideales muy firmes y a fortaleza para alcanzarlos.
El patio central es otro testimonio de los años vividos. En los distintos sectores, según el tiempo y la voluntad de sus circunstanciales ocupantes, se plantaron jacarandas, mirtos, azaleas, hortensias, helechos, gardenias, rosales y hasta utilitarios frutales, como higueras y durazneros.
Por Héctor Óscar José Pena
El IPGH, una historia de 90 años
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